En un pequeño asteroide lejos de nuestro planeta que se debate por mejorar su calidad de vida, brilla la tierna figura de este niño tratando de rescatar los más puros sentimientos humanos olvidados y contenidos en una sociedad cruel y desaprensiva.
Saint-Exupéry nos relata este canto de amor y ternura señalando que siempre se puede, y que el mañana es el hoy que ayer te preocupaba tanto.
Igualmente dirigido a los adultos, aunque los niños sean los mejores portadores de su mensaje de amor y generosidad.
Lo esencial es invisible a los ojos.
El Principito no necesita presentación ya que es una obra muy conocida pero sí es merecedora de ella incluso de un espacio para un reseña aquí.
Esta reseña ya se publicó en su día en mi antiguo blog de literatura, El Creador de Sueños, y recuerdo como ayer todas aquellas palabras maravillosas impregnadas de magia que me enseñaron tanto.
El Principito, sin duda, es la obra maestra infantil por excelencia. Infantil por catalogarla de alguna manera aunque a mí no me gusten demasiado las etiquetas en los libros ya que creo firmemente que el Principito debe ser leído por todo el mundo. Sea adulto o sea infante.
Es un libro, de principio a fin, bello, profundo, impecable y maravilloso. Solo tengo buenas palabras. Imposible decir algo malo, no lo tiene. Puede que me pase o exagere, pero es lo que opino.
Yo también acabé llorando. Lo reconozco, soy una persona altamente sensible. Me pongo muy mal e incluso se me caen las lágrimas con las malas noticias... sí, es parte de mi personalidad y claro, al leer algo tan bonito como son las frases de El Principito, pues es lo que toca.
Es un libro que hay que leer: Debería de ser obligatorio por ley.
Es tan bonito que aunque diga mil palabras bellas no podré llegar a describirlo nunca.
Gracias Antoine de Saint-Exupéry por crear esta obra maestra.
Allá dónde estés, te seguimos recordando.
NOTA:
10/10
Para terminar os dejo con un artículo muy interesante de curiosidades del autor:
http://hipertextual.com/2012/06/saint-exupery
Álex Campoy Galera
